A mí el payaso ya no me carga, me habita. Tinta sobre papel de estraza. Museo de las ocupaciones circenses. South Dakota (Fanning).
A mí el payaso ya no me carga, me habita. Tinta sobre papel de estraza. Museo de las ocupaciones circenses. South Dakota (Fanning).
De las fiestas patrias y religiosas, el Jalogüín es la que me causa menos desconcierto. Por eso pensé que un payaso muerto con casco de astronauta rockeando durísimo era la mejor manera de celebrar estos días de guardar.
Como diría Sor Juana: Yo, la peor de todas.
Como parte de su gustada sección «Tu vida privada nos vale madres», les comparto esta emotiva postal de mi infancia que muestra cómo mis padres haciendo gala de descomunal previsión me pusieron una nana muy especial.
Este execrable pero elocuente garabato resume con cierta fidelidad mi situación actual.
Esta es una versión preliminar que no fue de mi agrado y que, por lo tanto, está condenada al olvido.
Como el otro.
Como el resto de las abominaciones en esta página.
Como todo.
La coulrofobia es el miedo irracional a los payasos y una de las diez fobias más comunes. No me sorprende; los payasos son seres misteriosos que fingen estar siempre de buen humor. Nada es más aterrador que esa perenne sonrisa, que solo puede ser explicada por la demencia, el consumo indiscriminado de estupefacientes o el acceso a información privilegiada que muestra de manera inequívoca que el fin del planeta está próximo.
Hice el siguiente payaso psicótico y deforme en una de esas salas de juntas muy formales que tienen un montón de tarjetas y hojas blancas y un bote con lápices afilados.
Además de pavor, los payasos también provocan tristeza. Mucha. Sobre todo, los que se presentan en fiestas infantiles. Difícil imaginar una labor más ardua y desagradable; simular alegría y entusiasmo cuando lo único que desean es estrangular a las abominables criaturas y aporrear a sus monstruosos padres. No es casualidad que una de las expresiones más socorridas para expresar la caída en el infortunio sea precisamente «me cargó el payaso». A propósito, la siguiente reflexión que hice ya hace algunos ayeres.