Los payasos muertos rockean durísimo

De las fiestas patrias y religiosas, el Jalogüín es la que me causa menos desconcierto. Por eso pensé que un payaso muerto con casco de astronauta rockeando durísimo era la mejor manera de celebrar estos días de guardar.

No piensa bajar

A veces eran los diversos aromas provenientes del mar, el recuerdo de un navío encallado años atrás o la dirección en la que soplaba la brisa. En otras ocasiones los motivos eran más razonables: una palabra mal pronunciada, una mirada a destiempo o la ausencia de una invitación para tomar el té; siempre encontraba una razón para encaramarse al gato. Y aquella tarde todo parecía indicar que no tenía la menor intención de bajar.