Desconfío de las advertencias que abundan en los productos de consumo. Creo que son colocadas ahí por gente perversa, malintencionada y no muy brillante.
Por ejemplo, ¿por qué si compro deliciosa comida chatarra, me dicen que «coma frutas y verduras»? Si quisiera comerlas, no estaría consumiendo esas sabrosas y nocivas porquerías.
O los anuncios en las cajetillas de cigarros. Está comprobado que nadie deja de fumar por ver una rata o un bebé en la cajetilla. Lo único que esas imágenes ocasionan es una terrible ansiedad en los fumadores, lo que provoca que fumen más.
Tal vez el más dramático ejemplo que me he encontrado es el siguiente…