Tomar las riendas

Esta desangelada acuarela tenía como título tentativo:

«El gatito decidió tomar las riendas de su vida, pero, típico de él, se equivocó y tomó las riendas de un caballo con cabeza de perro que, debido a su fuerte arraigo a la tierra de sus ancestros, rara vez alcanza grandes velocidades; situación que no molesta al castor encargado de orientarlo respecto a la dirección que debe darle a sus pasos, a diferencia del gusano pervertido, que solo viaja en pez globo para asegurarse de que siempre llegue a su destino a la hora adecuada, aunque a la fecha jamás haya encontrado uno al que valga la pena dirigirse». 

Pero, por razones de espacio y de pudor, lo reduje a:

«No todo lo que crece en macetas puede agregarse a la sopa de verduras».


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