Hice este ejercicio para imaginar cómo se vería el muro que don Donald Trump quiere que los mexicanos construyamos en la frontera. Creo que no es mala idea.
Esta es una versión animada para imaginar cómo sería la construcción.
Hice este ejercicio para imaginar cómo se vería el muro que don Donald Trump quiere que los mexicanos construyamos en la frontera. Creo que no es mala idea.
Esta es una versión animada para imaginar cómo sería la construcción.
Ayer, como todos los domingos, me preparé una botana, me senté frente al televisor, me aseguré de que estuviera apagado y me perdí todos los partidos de futbol. Mientras lo hacía, reflexioné sobre el voraz imperialismo estadounidense y el peligro que representa para la paz mundial. Así que hice esto:
Cuando terminé, me sentí inundado de un ánimo sombrío y pesimista. Pero después recordé que no todo está perdido, que nuestro planeta tiene una esperanza. Se llama Tuíter.
No cabe duda de que Tuíter está cambiando el mundo: ha detenido guerras, ha derrocado gobiernos, ha liberado presos políticos y ha encontrado la cura para varias enfermedades incurables. Incluso logró que Apple sacara un iPhone dorado (que provocó que Steve Jobs se levantará de su tumba para pegarse un tiro después de gritar a todos sus empleados que son una «pandilla de estúpidos capaces de destruir en segundos los logros de una vida»).
Es por eso que decidí hacerle un homenaje a esta gloriosa herramienta que ha conseguido lo que siglos de movimientos sociales no pudieron. (Está en inglés porque quise que los gringos se enteraran de que su régimen de terror está por llegar a su fin. Y para agradecerles por haber inventado Tuíter. Y el Photoshop).
En México Tuíter no ha sido tan eficiente, pero eso se debe a que con frecuencia nos distraemos con el Feisbuq y el Candy Crush y se nos olvida tuitear con la intensidad necesaria para hacer cambios radicales. Pero vamos por buen camino. Para celebrarlo, hice esta versión en español.
Como se podrá observar, la diferencia entre los dos gráficos, además de la traducción imprecisa, es que en el último, el pajarito mira al tigre sin temor, inundado de determinación y entereza, tal como lo hacen los tuiteros mexicanos, y como lo constata el siguiente acercamiento:
Otra diferencia notable es que el pajarito trae un gorra como la que usaban el Che Guevara y otros conspicuos revolucionarios. Esto para que sea evidente que en México, a diferencia de otros países más superficiales como Estonia o Dinamarca, Tuíter no se usa para trivialidades, sino para crear conciencia. El siguiente Close Up no deja lugar a dudas.
En realidad, estaba viendo un partido de los Tigres del Monterrey cuando se me antojó hacer un tigre volador. Pero, como dicen en publicidad, no hay mierda que no se pueda vender si se arropa con el racional creativo adecuado.