Sketchbook 01.01.16

El año pasado acabé con varias libretas de bocetos; algunas con nefastos resultados, otras peores. Decidí prolongar la agonía de algunos de esos bocetos metiéndolos al Photoshop; otros ya ni para eso daban. Aquí van algunos.

Hombre cargando una ausencia. Tinta y acuarela.

Libreta01El mismo, pero tras pasar por Photoshop donde perdió al barbón y ganó una gallina.
HombrePez El alto costo de la vida. Tinta.
Libreta04El vendedor de ilusiones.Libreta02

En Photoshop se le agregó la textura para dar la ilusión de grabado antiguo y que la gente se maraville de lo baratos que eran los iPhones en el pasado.

VendedorIlusiones

Viñetas varias que mueven a la reflexión respecto a los problemas bélicos que aquejan al mundo. Tinta.

Libreta05

Escucha cuidadosamente. Tinta.

Libreta03

En Photoshop se situó la escena en el ártico y se le dio mayor relevancia a la arquitectura alienígena. Escucha

Moleskine arruinada

Nunca había tenido una Moleskine: son caras y, como dice su publicidad, son las libretas que usaban Van Gogh, Picasso y Hemingway, entre otros. Así que me resultaba obvio que cualquier cosa que pudiera escribir o dibujar en ellas, estaría lejos de justificar el precio. Pero hace unos meses me regalaron una y me animé a echarla a perder.

Esta es la primera página:

MS01-02

Un primer vistazo confirma que mis temores estaban justificados: es un desperdicio de libreta.

Así que coloreé los dibujos en Photoshop y les agregué un racional creativo (que es lo que se hace en publicidad para convencer a los inocentes de que detrás de cualquier estupidez hay un montón de conceptos profundísimos y muy brillantes). Así quedaron:

MS01

Esta es la historia de un gato bodeguero que tras un viaje a Disneyland descubre que los ratones son maravillosos y decide dejar de cazarlos y unirse a su causa.

MS02

Esta es la historia de un hombre moreno que vende frutas, y por razones que nadie comprende, no deja de sonreír. Al final se descubre que tenía parálisis facial.

Una vez que me quedó claro que ni el color ni los racionales iban a salvar mis desatinos, hice lo que cualquier persona sensata hubiera hecho: seguí dibujando en la Moleskine.

Luego subo los siguientes garabatos que, debo reconocer sin falsa modestia, han ido empeorando.