Érase que se era un país que siempre era feliz, feliz.
A veces sucedían cosas terribles en ese país y sus habitantes se enojaban muchísimo y quemaban alguno de los castillos del rey, pero luego recordaban que tenían futbol, bonitos programas de televisión, tequila y linda música para bailar, y se les olvidaba lo malo y volvían a ser felices, felices.