La otra vez soñé con la cabeza de un conejo, así que me pareció apropiado dibujarlo en una cama y de noche.
Cuando lo terminé, me pareció que el dibujo había quedado cursi y ñoño, y que, por lo tanto, tenía que acompañarlo de una frase obvia, babosa y sentimental, como las que pululan en Feisbuq. Pero en cuanto la puse, me resultó evidente que los monos en realidad querían decir otra cosa:
El osito tiene razón; es una idiotez esperar buenas ideas de un muñeco de peluche. Eso me llevó a la siguiente reflexión…
Ahora ya estoy tomando somníferos que, según el médico, en las dosis exactas, inhiben la aparición de sueños en la noche y evitan las expectativas durante el día.